4.01.2011

Recuerdos del pasado

2 de julio de 2010

Escribo esta carta sin apenas alguna lógica previa, porque las canciones que estoy escuchando están apunto de hacerme llorar, me recuerdan en su mayoría a ti, papá, a cuando hacíamos viajes largos y yo me dormía mitad del camino y mitad no, y me ponías música mientras yo iba cantando, mirando por la ventana como enfadada con el mundo, con gafas de sol y encogida en la parte de atrás del coche, al estilo rapero.

No recuerdo lo que iba pensando en esos momentos, ni siquiera se si pensaba en algo o si simplemente miraba el paisaje disfrutando de aquel viaje, barajando la posibilidad de que ese fuera el último, y disfrutándolo hasta lo más hondo de mis entrañas.

Estas canciones me trasladan a momentos mágicos que jamás se irán de mi cabeza, viajes con vosotros y Dani, como el parque Güel de Barcelona, o la Sagrada Familia en construcción en esa misma ciudad, los largos y ahogadillas en las piscinas del apartamento en Tenerife, los volcanes de Lanzarote, las comidas en Perbes todos juntos, como una gran familia feliz.

Pero por ironías de la vida, la gran familia feliz, dejó de serlo para ser una pequeña familia en busca de la felicidad.

Yo ahora mismo estoy en busca de mi felicidad, en Salamanca, ingresada, por voluntad propia, porque quiero recuperar esa felicidad que perdí ya hace años, porque quiero recuperar esa tranquilidad que me transmitía el estar con vosotros, porque quiero recuperar esa sonrisa que tanto os gusta y tanto me cuesta ahora esbozar, quiero mi felicidad y por ello, esta decisión.

Varios motivos para continuar escribiendo van surgiendo a medida que escribo esta carta, y uno de ellos es pediros perdón, pediros perdón por todo el daño que os he hecho durante todos estos años que se que no es poco, pero aun así, vosotros habéis seguido ahí, al pie del cañón, ayudándome, tendiéndome una mano cuando pensabais que me acercaba al abismo, seguisteis ahí aun cuando yo os rechazaba, os odiaba y os echaba de mi vida.

Caminabais conmigo, a mi lado cuando yo lo hacia por sitios oscuros y dañinos, me abrazabais cuando no lo pedía pero lo necesitaba, estuvisteis ahí en todo momento y por eso quiero daros las gracias, las gracias por haber podido contar con vosotros, por haber tenido tanto amor por vuestra parte, las gracias por esos cables invisibles que me salvaron del vacío en numerosas ocasiones, las gracias por seguir a mi lado, por no abandonarme, por quererme aun cuando no lo merecía, por respetarme y amarme, las gracias por darme una nueva oportunidad para disfrutar mi vida, para rehacerla, para borrar todo lo que he hecho hasta ahora aprendiendo de ello, sin olvidarlo, y poder empezar de cero, con vuestro apoyo, con vuestro amor, y vuestro cariño, las gracias por afrontar conmigo este paso, por querer vivir a mi lado este renacer.

Gracias por ser mis padres, por quererme tanto y aguantarme en las tormentas y en la calma.

Os quiero tanto que me duele.